lunes 21 de julio de 2008

Hay que estar al loro

Ya estoy de vuelta con el blog, tras unos días muy intensos en los que no he tenido mucho tiempo para escribir. Dejo lo del ojo para más adelante.

Mi primer día en Nairobi ya experimenté un truco contra el que previene la guía Lonely Planet. Se trata de un tío que viene y te empieza a soltar un rollo de que es refugiado, que procede de Sudán y acaba pidiéndote dinero y llamándote racista si no se lo das.

Al día siguiente, me dirigía, con la mochila a la espalda, al Youth Hostel de Nairobi y entre en una tienda de Safaricom a comprar saldo para el móvil, Te dan unas tarjetas con un código que tienes que dejar al descubierto rascando con una moneda.
No conseguía hacer bien la recarga y la señorita se ofreció a ayudarme.
Cuando ya había salido por la puerta me dí cuenta de que sólo me había recargado el saldo con el código de una de las tarjetas que compré.
Cuando entré en la tienda estaba recargando su móvil con esa tarjeta.

Siguiendo con el tema de los móviles, la chica que me vendió la tarjeta SIM me escribió
al día siguiente para saludarme. ¿Quería ligar o hay algún intento de engaño detrás?

Ahora mismo estoy en Kampala, capital de Uganda. La noche del sábado cené con unos americanos y a uno de ellos le robaron la cartera (fue un error llevarla encima y más aún en el bolsillo trasero).
No sé como, pero tras avisar al responsable del Pub, la cartera apareció con todo menos el dinero.

Pero lo más increíble ocurrió ayer.
La noche del sábado tomamos alguna cerveza que otra. Al llegar al Hotel, Tim (chico americano del que os hablaré más adelante) tenía mucha sed y el bar del hotel estaba cerrado. No se le ocurrió más que intentar abrir la puerta del bar-comedor con su llave y, después de conseguirlo, coger una botella de agua y un Red Bull. Se cruzó con el chico de Recepción (que casi no habla inglés) y le preguntó si podía pagarlo.
Esta mañana, los encargados del Hotel nos han interrogado. Tim ha confesado todo y pensábamos que ahí quedaba la cosa, pero no.
Resulta que alguien forzó el cajón de la barra del bar y se llevó el dinero. Tim era el principal sospechoso.
Hemos estado 5 horas en el Hotel, hablando con los encargados, esperando a que viniera el Director del Hotel, hablando con el supuesto Chairman (algo así como alcalde) de la zona.
Tim y Ken tenían que irse ayer sin falta para volver a Kenia, con lo que la opción de la Policía no era buena. Tim accedió a pagar el dinero que supuestamente había en la caja, los desperfectos, etc. Todo junto ha quedado en unos 200 € para olvidarse del tema. Una broma de mal gusto, pero una solución mejor que pasar por la experiencia de vérselas con la policía, con toda seguridad corrupta.
Por suerte yo llevaba suficiente dinero y le he podido prestar a Tim.

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